...DE MATERIALES NOBLES...


Dicen que cuando una cuña se suelta de la propia madera, ésta se convierte en un elemento extraño que puede dañar de forma importante la pieza de la que se soltó.


Si a esto añadimos que el desprendimiento de la misma se produce por estar podrida, solo el simple contacto con la pieza sana es letal.

Por lo tanto, hay que mimar la madera primaria, independientemente de quién esté encargado de su mantenimiento, porque, es al final, la esencia de ese material noble la que perdura y la que impregna de nobleza a las generaciones futuras encargadas de su pervivencia.

Cuando una cuña se suelta y se desprende en su totalidad y posteriormente quiere volver a incrustarse a la fuerza, clavándose sin guardar las formas que conforman la propia madera pueden darse 2 situaciones:

La 1ª, que la cuña provoque una herida en la propia madera donde la infección corra hasta pudrir la pieza.

La 2ª, que la cuña se astille al subestimar la firmeza de la pieza sana.

Afortunadamente, en la gran mayoría de las ocasiones, sobre todo cuando el mantenimiento de la madera es constante y limpio, suele darse la 2ª situación.

Y suele darse esa situación porque la salud de la pieza y el mantenimiento cuidado terminan curando las heridas vecinas que la cuña causó, guardando esas esencias y principios del material noble y... con la cuña, suele pasar, lo que pasa con todo lo podrido...termina desintegrándose.