NI ESTÁN NI SE LES ESPERA

«Lo que hagamos como Unión Europea y cada país en su ámbito de responsabilidad va a determinar el futuro económico para los próximos 20 años», esta expresión corresponde al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el pasado 9 de mayo, los países de la zona euro tuvieron que adoptar medidas de urgencia para proteger a la moneda de los movimientos en los mercados financieros internacionales.Una de esas medidas consistía en el compromiso de los países de reducir el déficit a un ritmo más rápido del que se habían comprometido en sus respectivos Programas de Estabilidad.En nuestro país, ese compromiso se ha materializado la pasada semana con una votación que ha acaparado la atención mediática de unos cuantos días y que ha disparado las opiniones de la multitud de contertulianos de los diferentes medios de comunicación.Comprendo el malestar de aquellos colectivos afectados. Como senadora del Partido que está en el Gobierno, no espero que nos aplaudan por lo que nos hemos visto obligados a hacer, como ciudadana me preocupa la situación de mi país y de los que peor lo están pasando, como política mantengo intacto mi compromiso por intentar dar con las soluciones más acertadas y más justas y como socialista me reafirmo en las señas de identidad del proyecto que hemos defendido siempre como el Partido de la gente, porque aún con estas medidas, el gasto social de este Gobierno supone más de la mitad del Presupuesto del Estado.No termino de comprender la actitud que el Partido Popular está manteniendo estos meses, me cuesta creer la defensa que intentan enarbolar de los derechos de los trabajadores y de los pensionistas quienes cuando ocuparon el Gobierno, en tiempo de bonanza económica, no fueron capaces de que las pensiones mínimas recuperaran poder adquisitivo o de dignificar el Salario Mínimo Interprofesional. Y es que los datos cantan, una pensión de jubilación de 65 años con cónyuge a cargo en 2004 era de 6.788 euros anuales, hoy, después de 6 años de Gobierno Socialista son 10.152 euros anuales, es decir, hemos aumentado el gasto en pensiones un 51,2 %.Pero es que ni siquiera es lo que no hicieron cuando gobernaban, sino lo que han dicho estando en la oposición. A este respecto, convendría recordar que, cuando Zapatero propuso subir las pensiones un 6% para el año 2009, destacados dirigentes del Partido Popular argumentaron que las pensiones se deberían ir actualizando en la medida que la capacidad económica del país lo permitiera.Me creo más al Partido Popular que manifestaba que el cheque-bebé era una ocurrencia y que se abstuvo en su aprobación que al Partido Popular que se acuerda de las futuras madres. Me creo más al Partido Popular que anunciaba la congelación de los sueldos de los funcionarios el pasado 9 de febrero que al que se indigna por estas medidas. Me creo más al Partido Popular que en su ideario mantiene el refuerzo de la cultura del ahorro y de la potenciación de instrumentos complementarios a las pensiones públicas, a aquel que en 8 años de Gobierno las subió sólo 191 euros frente a los 692 euros de aumento de Zapatero, que al que reclama ahora más poder adquisitivo para los pensionistas.Me niego a que la política se resuma al arte de la palabra, sea verdadera o falsa. La política son hechos, son decisiones que tomar a veces más populares, a veces más complicadas. El compromiso de un Partido con su país se mide por las políticas que se traducen en bienestar para sus ciudadanos, de este modo, estos años hemos conseguido reforzar el Estado del Bienestar triplicando el gasto en las pensiones mínimas, duplicando el gasto en educación, creando derechos nuevos como la prestación por dependencia, el permiso de paternidad o la renta básica de emancipación. Vamos dignificando el Salario Mínimo, los derechos de los autónomos y dando salida a aquellos que sufren la lacra del paro con nuevas coberturas por desempleo.Nada puede justificar los calificativos que el Partido Popular está profiriendo contra el presidente del Gobierno. Insultos como timonel borracho, miserable, ignorante, cadáver político no contribuyen a la estabilidad necesaria para salir de la que nos está cayendo. La presión ejercida sobre el Gobierno por el Partido Popular, ajena al interés común de nuestro país sin poner alternativas encima de la mesa, pone en evidencia que el único fin de la oposición que tenemos es la llegada a La Moncloa por el camino más rápido y menos costoso, siempre para ellos, claro está.