Esta mañana se celebraba en la Sede de Ferraz el Comité Federal. Sin duda, la expectación que todos los medios de comunicación tenían sobre el asunto era mayor que en otras ocasiones. A duras penas pude acceder al interior entre cámaras, grabadoras, libretas y cables y reconozco que lo que me facilitó esa operación fue la aparición del compañero Patxi López y el ansia de todos los que me impedían entrar por obtener unas declaraciones.
Ya comenzada la sesión con la presentación del Informe Político y de Gestión por parte del Secretario General pude comprobar como todos, sin excepción, cerraban filas y asentían a las declaraciones del Presidente del Gobierno, quien, por cierto agradeció a Leire Pajín su trabajo y arrancó uno de los aplausos más largos de todo el Comité.
¿Quién puede esperar fisuras dentro del Partido Socialista en las políticas de mantenimiento de la cohesión social, de la protección de los más débiles o de la solidaridad de los que más tienen para con los que peor lo están pasando?, sólo alguien que no conoce este Partido o que intenta manipular nuestras políticas.
Mal que le pese al PP y a pesar de esta grave situación que estamos viviendo y que como es lógico afecta en mayor medida al que gobierna, estamos más unidos que ellos y más le gustaría a Rajoy estar lo solo que dicen está Zapatero.
No existe la llamada "soledad del Presidente", este Partido está más unido que nunca, os lo cuenta alguien que lo vivió esta mañana en Madrid y hago mías las palabras del Lehendakari y compañero: "Estamos haciendo muchísimas cosas y bien. Estamos luchando por quién peor lo está pasando, levantemos la cabeza y gritémoslo, con una única voz porque nos refrenda la verdad de lo aprobado".
15 comentarios:
Ya se ve que no hay fisuras en el PSOE, igualito que en el politburó soviético. Si ya lo dijo el propio Guerra: el que se mueva no sale en la foto. Y si no, como Stalin, nos lo cargamos, como a Trotsky, y no sólo en la foto. De ahí las deserciones de los pocos sensatos y no unineuronales que quedaban en las filas socialistas como Solbes o Jordi Sevilla...
El cierre de filas del PSOE no se conseguía ni en las más férreas, liberticidas y siniestras dictaduras... eso quiere decir que el PSOE cada vez se supera a sí mismo... Qué pena y qué patético. Aplausos de adeptos y acólitos, de ignorantes ágrafas como Pajín, la del puño en alto como homenaje a una de las más execrables tiranías de la historia, muestra o de la incultura de esta analfabeta, o de la maldad de sus integrantes que siguen anclados en las páginas más negras del siglo pasado que "algunos" tanto parecen añorar.
Y la demagogia de la "solidaridad" ya no cuela, que se cierren filas para subir los impuestos a la clase media, a familias que a duras penas llegan a fin de mes, y todo para pagar el precio a sindicatos que necesitan estar untados para no armar algaradas al gobierno, y otra parte para los insaciables nacionalismos extremistas, de los que ya conocemos su "solidaridad" interterritorial, y eso bien lo sabemos en Castilla y León, pagando impuestos para que el amigo Carod vaya creando mini-embajaditas por el mundo, o para costear la cúpula del amigo Barceló, entre demás gastos superfluos que añadidos a los chantajes a los que cede ZP, lo único que se ha hecho en el PSOE es la escenificación de unos mansurrones y serviles cortesanos haciendo la ola a su jefe por la cuenta que les trae, y seguir haciendo méritos lamiendo salva sea la parte al idealizado mesiánico que ocupa la Moncloa. Presentar eso como protección a los débiles es una farsa que no se creen ni los más enfervorizados conmilitones de su partido, a los que no les queda otra que seguir ovacionando la irresponsabilidad de un incompentente mayúsculo como Rodríguez Zapatero.
El ministro Moratinos hacía publicar ayer en el BOE la buena nueva por la que se adjudica una subvención de 2.000.000 de euros a una fundación llamada Onuart, "para sufragar los gastos derivados de la ingeniería y la intervención plástica en la Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones del Palacio de las Naciones de Naciones Unidas de Ginebra".
El gotelé de Barceló, ¿comprenden?, no fue sólo la inversión primera. Ahora se trata del mantenimiento. ¿Qué son dos millones, al fin y al cabo? Nada importante, el chocolate del loro en unos presupuestos. Una política exterior no puede basarse sólo en venderle a Hugo Chávez armas que maten poco o en condonarle a Evo Morales una deuda de 60 millones de euros o en subvencionar la apertura de una sede social para gays y lesbianas en Zimbabue, país en el que la homosexualidad está perseguida.
Hacía falta un gesto entre los nuestros, una campanada cultural que hiciera saber quiénes somos en el concierto de las Naciones Unidas, lugar en el que se produce la Alianza de Civilizaciones y en la que dará frutos la conjunción planetaria de dos líderes mundiales, nacidos el 4 de agosto.
Recordarán que recién inaugurada la obra maestra de Barceló -que conste que a mí me gusta- mostró señales de desprendimientos parciales, por lo que hubo que cerrarla al público. Al año de la inauguración ha habido que librar una subvención de dos millones. ¿Se convertirá en algo ritual? ¿Tendremos que aforar dos millones cada ejercicio para tareas de mantenimiento? El gotelé es lo que tiene, que luce mucho en las paredes y no digamos en los techos, pero acumula mucho polvo.
¿Qué son, por otra parte, dos millones de euros? El chocolate del loro, aunque el pobre animal está a punto de un coma diabético.
En política no hay mayor signo de debilidad que las muestras de adhesión inquebrantable de los propios. La ostentosa exhibición de lealtad que hoy han tributado los barones socialistas a Zapatero en el Comité Federal de su partido es la muestra más evidente de los crecientes problemas que tiene el Gobierno y de las soterradas desavenencias que se viven en el PSOE. No era previsible que en un partido monolítico como el socialista fuera a cuestionar a su líder máximo, al menos mientras ostente el poder. Pero el total aislamiento del partido frente a los graves problemas que padecen los ciudadanos no augura nada bueno para el país. Un mínimo de autocrítica y un cambio de rumbo ante una crisis como la que vive España resultaban imprescindibles.
Lo cierto es que la bunkerización en el poder de Rodríguez Zapatero puede causar un daño irreparable no sólo a nuestra economía, sino a la propia cohesión nacional y a los principios más básicos de nuestra convivencia. Su creciente soledad en el Parlamento hace que el PSOE se haya echado por completo en brazos de las fuerzas más radicales de izquierda, lo que conduce a una política económica suicida. Su estrategia de aniquilamiento de la oposición y de división social le inhabilita para convocar el gran pacto nacional que pueda sacarnos de la profunda crisis en la que nos encontramos.
Mientras las principales economías europeas recuperan la senda del crecimiento económico, Zapatero nos hunde cada vez más en la recesión. El Gobierno, desbordado permanentemente en sus previsiones económicas, reconoce ya que superaremos este otoño el 20% de paro y la caída del empleo parece no tocar fondo. El agujero de las cuentas públicas crece aceleradamente y se situará este año en torno al 12% del PIB. La subida de impuestos, aplaudida hoy unánimemente por todos los representantes socialistas, sólo logrará aumentar en mayor medida la destrucción de empleo y dificultará aún más nuestra recuperación.
Resulta llamativo que el Secretario General de los socialistas catalanes y presidente de la Generalitat ni siquiera haya acudido a la reunión. No lo necesita. La ofensiva lanzada por algunos de sus socios de gobierno arrancará a Zapatero nuevas concesiones que le garantizarán su permanencia en La Moncloa, pero amenazan con hacer saltar por los aires el sistema autonómico consagrado en nuestra Constitución.
La presión ejercida por el propio Ejecutivo sobre el Tribunal Constitucional para que avale el Estatuto de Cataluña no es ajeno a este proceso de progresivo desmantelamiento del Estado.
En un intento de subvertir los fundamentos morales de nuestra sociedad y desviar de paso la atención de la opinión pública del paro y la crisis económica, los socialistas proseguirán con entusiasmo con sus proyectos de liberalización del aborto, de restricción de la libertad religiosa y de adoctrinamiento ideológico en la escuela y en la sociedad, profundizando así en la crisis de valores que vive nuestra sociedad.
Para coches oficiales,
para hordas de asesores,
para devolver favores,
para teles estatales,
para sueldos y jornales
del titiriprogrerío
que firma los manifiestos,
pues resulta que este tío
nos va a subir los impuestos.
Para partidos políticos
que gastan a manos llenas,
para ejercer de mecenas
de artistuchos sodomíticos,
para acallar a los críticos
y engatusar al gentío
con tres perras y dos gestos,
pues resulta que este tío
nos va a subir los impuestos.
Para autobombo y cohetes,
para caras propagandas,
para cenas, cuchipandas,
francachelas y banquetes,
para invitar a amiguetes
y alentar al puterío
y a los usos deshonestos,
pues resulta que este tío
nos va a subir los impuestos.
Para untar a sindicatos,
para gays, para lesbianas,
para ministras bibianas,
para ministros boniatos,
para amparar cacicatos
y demostrar poderío
derrochando presupuestos,
pues resulta que este tío
nos va a subir los impuestos.
Para tintos, para blancos,
para cantantes y cómicos,
para fastos autonómicos,
para roures y polancos,
para dar pasta a los bancos
y animar el desvarío
de los negocios funestos,
pues resulta que este tío
nos va a subir los impuestos.
30.000 millones de gasto anual podría eliminar Zapatero sin que los españoles no untados por el poder político se resintieran lo más mínimo. Ahí es nada. Y eso que en tales cálculos no estamos incluyendo todos los gastos extraordinarios tipo planes E, rescates bancarios y aginaldos de última hora como los 420 euros o el incremento de las pensiones.
Curioso. La única política económica posible pasa por subir los impuestos cuando están despilfarrando el dinero ajeno con ferocidad. Será porque para el PSOE –en realidad, para todos los partidos políticos– las reducciones de las exacciones tributarias son meras tácticas dentro de una estrategia mucho más ambiciosa destinada a incrementar el poder y el tamaño del Estado.
Sin embargo, siendo grave que Zapatero quiera arrebatarles 16.000 millones adicionales a los españoles cuando casi le golpean la cara los 20.000 millones que está dilapidando en variadas subvenciones que sólo distorsionan la economía española y la extranjera, sería bueno echar la vista un poco más atrás.
Estos 30.000 prescindibles millones de euros equivalen a casi la mitad de la recaudación por IRPF en 2008, a casi dos tercios de los ingresos por IVA y a más de la totalidad de los impuestos especiales y del de sociedades. O dicho de una manera más sencilla, en 2008 Zapatero podría haber reducido en un 50% el IRPF o haber dejado el tipo máximo del IVA en el 6% o haber eliminado todos los impuestos especiales o el impuesto de sociedades.
A la luz (u oscuridad) de lo anterior se impone la pregunta. ¿Cuántos impuestos superfluos, redundantes, innecesarios y absurdos hemos estado pagando durante años los españoles para que nuestra casta política se montara su particular cortijo? Me refiero a esas partidas que se han ido adhiriendo al presupuesto como garrapatas y cuya finalidad es comprar votos y crear mantenidos del régimen.
Repito, ¿cuánto dinero nos han estado quitando impunemente los burócratas apelando a nuestro bienestar cuando en realidad lo estaban machacando con fruición? ¿Cuánto han lastrado nuestro desarrollo y nuestra prosperidad esos agujeros negros anuales de 30.000 millones que cada familia y compañía española tenía que sufragar para que nos compliquen la vida financiando a fanáticos sindicatos, improductivos colectivos culturales, empresarios ineficientes, promotores necesitados y tiranos extranjeros?
Acabamos de oír la voz, contra la competencia, de un oráculo del socialismo, que mereció todo el respeto como profesor universitario, pero que no le ha importado perderlo o hipotecarlo como honorable de Economía y Hacienda de la Generalidad de Cataluña. Las contradicciones y la perversión del argumento utilizado, no pueden sernos indiferentes. Frente a las reivindicaciones de autogobierno, a las que según ellos les faculta su Estatut, reclaman inexplicablemente al Estado que regule, con carácter obligatorio para las comunidades autónomas, la exacción del Impuesto sobre Sucesiones y sobre Donaciones a fin de que ninguna comunidad pueda reducir sus tipos, eximir de la obligación tributaria o, en definitiva, reducir el gravamen del impuesto en beneficio de sus residentes.
Ello, a decir del honorable, crearía competencia entre comunidades autónomas y podrían producirse desplazamientos patrimoniales de una comunidad a otra en función del beneficio en el trato tributario dispensado en la comunidad de destino. No dice el honorable que lo que el sujeto tributario contempla no es sólo lo que se sacrifica pagando impuestos, sino también lo que se beneficia por el gasto público en bienes y servicios que le presta la administración que le cobra los impuestos. Es más, su manifestación entraña una autoacusación implícita: si una administración proporciona iguales o mejores servicios públicos que otra, y además cobra menos impuestos, parece natural que los sujetos, en la medida en que puedan, se desplacen de la última a la primera; es el resultado natural de la eficiencia. Por lo que la enfermedad no es la percepción del impuesto, sino la ineficiencia del sector público de la comunidad que se ha visto desfavorablemente afectada con la huida de patrimonios.
Lejos de huir de la competencia, lo que el honorable Castells tendría que procurar es precisamente lo contrario: que la competencia sirva para alertar a un sector público lastrado por la ineficiencia y, racionalizando el gasto, mejorar las condiciones de vida de sus residentes disminuyendo los impuestos que reducen su capacidad económica. Lo mismo parece hacer la Generalidad catalana en el sector privado de los servicios, impidiendo competencia en el lado de la oferta y, por tanto, sacrificando a los que están en el lado de la demanda. Aunque si tengo que ser sincero, todo esto no me preocupa, si los sacrificados catalanes se sienten satisfechos. Lo que me resulta más difícil de aceptar, o más claramente lo que no acepto, es que el honorable Castells decida con el Sr. Rodríguez Zapatero los impuestos que tengo que pagar yo en la Comunidad de Madrid. Y es que su despotismo les lleva a no satisfacerse haciendo lo que les viene en gana, sino que necesitan decidir también lo que deben hacer los demás.
Y una sugerencia honorable Castells, ¿no será que los que huyen lo hacen del gobierno de la Generalidad y no tanto del Impuesto sobre Sucesiones? ¡Qué pena que uno tenga ya una edad tan avanzada, porque si no, aquí me iban a coger!
Los términos "economía sostenible" y "sociedad del conocimiento" son los comodines que emplea constantemente Zapatero para tratar de vender a la ciudadanía que la intervención del Estado es, no sólo necesaria, sino fundamental para el desarrollo del país. Bajo esta premisa, el Gobierno prepara su particular Ley Verde, con el fin de modificar el actual modelo productivo.
Con este proyecto, el presiente del Ejecutivo pretende, una vez más, vender humo, sólo que a precio de oro. La nueva Ley de Economía Sostenible, más allá de escandalosa improvisación, restaura el dirigismo estatal en la inversión exterior, propio del régimen franquista, e impulsa a golpe de decreto el modelo energético más caro e ineficiente que existe en la actualidad (energías renovables).
Su coste estimado: 20.000 millones de euros. Un dinero que saldrá del bolsillo de los contribuyentes, ya que el proyecto abre la puerta a la creación de nuevos impuestos verdes para poder financiar tal despilfarro de recursos públicos.
No es algo nuevo. Hoy es la "economía sostenible" –más bien, insostenible–, ayer fue la "innovación y el desarrollo" mediante las políticas de I+D+i. En 2005, apenas un año después de llegar a La Moncloa, Zapatero también anunció a bombo y platillo un ambicioso plan de inversión pública para fomentar la innovación, dotado con 2.800 millones de euros. El objetivo entonces era situar a la "sociedad del conocimiento" como eje vertebrador de la nueva estructura económica.
Cuatro años después, los resultados no pueden ser más claros. Según el Indicador sobre Innovación, que elabora la Comisión Europea, España ha perdido peso en innovación tecnológica durante la pasada legislatura. En concreto, bajó un puesto en el ranking tecnológico mundial en 2007. España con 0,31 puntos apenas supera a países de la talla de Malta (0,29), Lituania (0,27) o Hungría (0,26), y se coloca justo por detrás de Chipre, cuyo indicador tecnológico alcanza el 0,33. De este modo, España se aleja de la media comunitaria en materia de innovación, con 0,45 puntos en 2007.
Muchos pensarán que el esfuerzo inversor del Gobierno ha sido insuficiente en esta materia, pero los datos muestran una realidad distinta. El gasto público de España en innovación no es muy inferior a la media de la UE: 0,51 puntos frente a 0,65, respectivamente.
La clave reside en la falta de inversión privada. Es aquí donde las diferencias, simplemente, se disparan: 0,61 frente a 1,17 puntos de media europea; gasto empresarial en innovación (0,94 frente a 2,15); empleo en servicios de alta tecnología: (2,68 frente a 3,26 de la UE); exportación de productos tecnológicos (4,7 frente a 16,7); número de patentes en la UE (30,6 frente a una media europea de 128 por millón de habitantes); número de patentes en EEUU (6,5 frente a 52,2 por millón).
Es decir, hoy por hoy, España no es un país atractivo para que el capital privado invierta en I+D. Y es que, a diferencia de lo que piensa Zapatero, son las empresas, no el Estado, las impulsoras de la innovación para mejorar sus productos, incrementar sus ventas y lograr beneficios. Véase, por ejemplo, el caso de Microsoft que, pese a la crisis económica, recluta a cientos de universitarios cada año para mejorar su capital humano. ¿Sueldo? Hasta 6.000 dólares al mes, siendo simples becarios. Por el contrario, el único incentivo del Gobierno en esta materia consiste en vender su proyecto a la opinión pública para ganar votos.
Lo privado y lo público siguen estrategias distintas, ya que responden a intereses opuestos. No obstante, apenas cuatro años después, Zapatero está dispuesto a recortar el presupuesto del Ministerio de Ciencia e Innovación ante la necesidad de reducir el déficit público que él mismo ha generado. Por desgracia, ya tiene en mente un nuevo proyecto, el de la "economía sostenible", mucho más costoso que el de I+D, para tratar de engañar al electorado con falsas promesas.
La inversión en innovación y desarrollo, factor clave para la productividad de un país, no crece a base de gasto público, sino generando las condiciones idóneas para atraer capital privado (inversiones), multinacionales (empresas) y talento (recursos humanos de alta cualificación). En realidad, no es tan difícil. Tan sólo es necesario sustituir las ingentes subvenciones públicas que se malgastan en proyectos inútiles (léase con atención este ejemplo) por la reducción de trabas, impuestos y burocracia. Es cuestión de dar facilidades a la iniciativa privada, cuantas más mejor.
Curiosamente, el Gobierno socialista ha hecho justo lo opuesto. Y es que, la nueva Ley del Medicamento que aprobó en 2006 la actual ministra de Economía –entonces responsable de Sanidad–, Elena salgado, asestó un duro golpe al sector farmacéutico nacional, líder de I+D en España. Debido a esa norma, las empresas dejaron de invertir 1.500 millones de euros en I+D hasta 2010. Dentro de cuatro años, quizá menos, hablaremos del rotundo fracaso de la nueva Ley Verde.
Cuanto más pobre es un pueblo, más ricos son sus gobernantes. Por eso el socialismo está arruinando España, porque se están enriqueciendo en la misma medida que nos están hundiendo.
Lo de la Ley de Economía Sostenible es a la política economica lo que la Alianza de Civilizaciones es a la política exterior, es decir, humo. Un humo como el de quemar billetes de 500 euros, carísimo.
ZP = RUINA
Zapatero ha puesto en marcha su capacidad populista para tratar de vendernos la subida de impuestos. Lo ha vendido como un "pequeño esfuerzo" y, naturalmente, se habla de "solidaridad". Pero el problema es que este incremento no será pequeño y, desde luego, no se gastará en dar dinero a quienes más lo necesitan. Servirá simplemente para tapar los agujeros en las cuentas públicas provocados por la política de Zapatero, también populista, de gastar como si no hubiera mañana.
Los planes del Gobierno consisten en reducir el déficit público en 30.000 millones, aproximadamente un 3% del PIB, reduciendo el gasto más o menos lo mismo que lo que espera incrementar la recaudación merced a la subida de impuestos. Las partidas que ha escogido y que no ha detallado excesivamente se centran en los ministerios de Innovación y Tecnología, Industria y Fomento. Curiosamente, los dos primeros deberían ser protagonistas de ese "cambio en el modelo productivo" que tanto ha pregonado Zapatero y del que en realidad sabía bien poco, porque lleva desde entonces pidiendo ayuda para su Ley de Economía Sostenible de la que no sabemos casi nada, aparte de que será una nueva improvisación que seguramente no sirva para nada más que para tirar nuestro dinero a la basura, o al bolsillo de algunos.
Sin embargo, el Gobierno no debería parar ahí. Quitarles el dinero a los ciudadanos es un asunto muy serio. Y eso, y no otra cosa, son los impuestos. Subirlos no significa nada más que quitarnos una porción mayor de lo que es nuestro. Hay quien piensa que nunca está justificado que el Gobierno se apropie de parte de la riqueza que generan los gobernados, pero aun sin llegar a tanto habría que concluir que sólo debería hacerse cuando existen causas muy justificadas para ello.
Precisamente por eso los liberales siempre hemos apoyado la reducción del Estado del Bienestar, porque supone una redistribución injustificada, porque no es solidario al ser coactivo y porque genera dependencia y parasitismo. Pero es fácil comprender que tocar esas partidas supondría un alto coste político y humano que no puede afrontarse en tiempos de crisis. Aún así, existen multitud de gastos del Gobierno que podrían eliminarse por completo; partidas cuya supresión no le hurtaría el sueño a nadie excepto a los beneficiarios de esas sumas. Eliminar subvenciones a distintas actividades económicas y empresariales y ayudas a las dictaduras supondría un ahorro de 20.000 millones, una cifra que, por sí misma, ya nos permitiría alcanzar ese objetivo que han tomado como excusa para quitarnos una parte mayor de lo que es nuestro. Pero a lo que cabría añadir la reducción de gasto que en otras partidas ya planea el Ejecutivo por concepto de 10.000 millones.
Si además el Gobierno renunciara a continuar financiando rescates bancarios o nuevos planes E, el déficit podría reducirse a un objetivo razonable. Y si además abandonara sus proyectos de dar más dinero a todas las autonomías, cada una de ellas con innumerables partidas tan desechables como aquellas en las que el Gobierno despilfarra 20.000 millones de euros, quizá el Estado en su conjunto empezara a costarnos una cifra un poco más cercana al valor de los servicios asistenciales, policiales, sanitarios o judiciales que son los que en general valoran los españoles. Pero Zapatero no parece estar por la labor de reducir el parasitismo, de ahí que nos obligue a hacer ese "pequeño esfuerzo" que él no está dispuesto a realizar.
PARECE QUE NO TODO SON APLAUSOS, BONITA:
"PSOE...donde nadie se atreve a levantar la voz", un artículo de Rodríguez Ibarra
El ex presidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha criticado en un artículo publicado en el diario 'El País' que en las reuniones de ahora del PSOE, como el Comité Federal "todo son elogios y aplausos" mientras que a Felipe "le discutíamos hasta la saciedad sus propuestasy defendíamos con uñas y dientes las nuestras"."
Bajo el título: "PSOE: donde nadie se atreve a levantar la voz" , Rodríguez Ibarra ha criticado el silencio de los miembros del actual partido socialista.
Para Ibarra, "la cartera ministerial o la de secretaria de estado, no puede ni debe ser la aspiración de un socialista que participa del proyecto colectivo de un partido de izquierdas y centenario".
En su artículo, publicado en el diario 'El País', ha afirmado que "si fuera cierto que en el PSOE nadie se atreve a levantar la voz", la culpa es de "quienes son capaces de perder la dignidad y la vergüenza por una secretaría de estado o un ministerio”.
El que fuera presidente de Extremadura, recuerda las reuniones de las comisiones ejecutivas con Felipe González, que duraban horas, mientras que ahora apenas duran 60 minutos. La diferencia según él, es que los que estaban entonces "le discutían hasta la saciedad sus propuestas" y se defendía "con uñas y dientes" las propias. Ahora las reuniones "son todo elogios y aplausos".
Rodríguez Ibarra se pregunta si es verdad que no tiene nada que hacer alguien que haya sido ministro. ¡Miles de militantes nunca han llegado ni a concejal y ahí siguen peleando y defendiendo sus ideas, sin pensar que si no llegan a ministros, no merece la pena seguir en este apasionante proyecto!, exclama el socialista al finalizar su artículo.
"Hasta el diario adicto le ha clavado un rejón de muerte"
Continúan los ataques al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero desde el diario El País, esta vez por las políticas fiscales y el anuncio del presidente de que subirá los impuestos a las rentas más altas. Si ayer el rotativo de Juan Luis Cebrián pedía un “cambio” del Ejecutivo para salir de la crisis, hoy advierte de que antes de subir los impuestos “es imprescindible avanzar en la productividad de las administraciones públicas” y “esperar a que se detenga la destrucción de empleo”. “No parece ser ése el camino emprendido por el Gobierno, encasillado en una rancia retórica que se olvida de la obligación central de la socialdemocracia de compatibilizar la gestión económica eficiente con el compromiso social”, lamenta el editorial.
Miriam, "ladran, luego cabalgamos". Para que una opinión sea mínimamente creible hay que "dar la cara". Si no, se queda en una retahila de comentarios descalificatorio cuya única finalidad no es debatir, contrastar, opinar, si no derribar, desprestigiar y descalificar como último fin.
11 millones de españoles nos dieron su voto para gestionar España antes de la crisis mundial que nos afecta y sin duda con este Gobierno, pese a los tiempos difíciles que en todo el mundo nos toca vivir, será este gobierno el que nos saque de la crisis.
Tan solo un dato, la inversión en I+D+ i en el año 2003 era de poco más de 4.000 millones de euros, ahora, con un Gobierno del PSOE supera los 11.000 millones. Los efectos de este tipo de políticas son lentos y a medio largo plazo, caulquier análisis objtetivo así lo demuestra.
Un fuerte abrazo Miriam y tranquila los argumentos descalificatorios son tan frágiles que no soportan una firma y por eso, como decía al principio, son anónimos
Me gustaría avisar que no admitiré las descalificaciones de tipo personal vayan a quien vayan y menos amparadas bajo el anonimato.
Recordar que la nueva financiación autonómica contempla el criterio de la dispersión y la despoblación muy beneficioso para Castilla y León y pido un ejercicio de memoria hacia las transferencias de sanidad a nuestra Comunidad y el aplauso unánime de nuestros gobernantes autonómicos cuando han supuesto un lastre arrastrado todos estos años... incluso con ayudas estatales.
Negar el aislamiento del PSOE respecto de la situación actual porque todas y cada una de las propuestas emanads del Parlamento han sido gracias al PSOE, ni una propuesta clara de la oposición a día de hoy!.¿Estarán pensando en otro Decretazo que merme los derechos de los trabajadores?Pues a dar la cara y a decirlo!.
Al poeta decirle que lo que no es coherente es la práctica de la política fácil, nuestro Presidente Herrera propone bajar los impuestos y a la vez pide a manos llenas más dinero al Estado;qué acostumbrados están algunos a que papá Estado les saque las castañas del fuego... Y mientras conciertos con cachés estrambóticos para amansar a la plebe...
Por cierto, de puterío saben mucho algunos dirigentes de la derecha de esta Comunidad...
¿Aguinaldos los 420 € para quién no tiene nada que llevar a casa?. Así lo calificáis los liberales mientras vuestra líder Esperanza afirma sin rubor que no llega a fin de mes con 6.000 €!!!
Leyendo muchas de las opiniones me reafirmo en la importancia de haber tenido un Gobierno de izquierdas gestionando la crisis.
Al que alude al artículo de Ibarrra, decirle que sepa leer entre líneas, igual se da por aludido... o no.
Sin duda amigo Félix nada de que preocuparse, la grandeza de la democracia consiste en que cada 4 años las urnas ponen a cada uno en su sitio... y estoy convencida que nuestro trabajo y esfuerzo se reconocerá.
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